La respuesta es no... bueno, la respuesta es no lo había hecho nunca hasta ese día. El director del colegio y profesor de educación física tenía asuntos del centro que gestionar y nos propuso tanto a la tutora como a mi hacer la clase de educación física.
No había mucho tiempo para prepararla, ni tampoco sabíamos de que hacerla y fue entonces cuando se me encendió la bombilla de la locura...
¡Vamos a hacer una clase de parkour!
La cara de mi tutora fue de entre sorpresa y desconcierto, ya que no se imaginaba esa clase para el grupo que teníamos. Aun así, me apoyo y desarrollamos la clase. Distribuí varios bancos por el gimnasio y con la ayuda del alumnado situamos la colchoneta más grande que allí había en el centro de este.
Dividí al alumnado en grupos heterogéneos y acto seguido dio comienzo la clase, ¡fue increíble!, los niños y las niñas aprendieron un nuevo deporte y además, los valores de respeto, compañerismo, empatía y autosuperación que esta disciplina lleva de forma implícita. ¡Estoy deseando repetir una clase como esta!
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